lunes, 13 de julio de 2020

EL POZO DE LOS AINES

La comarca de Tarazona y el Moncayo, en Zaragoza, es una región plagada de leyendas y curiosidades. La imaginación y la pluma de Bequer en aquellas “cartas”, desde su celda del monasterio de Veruela, tienen gran parte de culpa. Al amparo de la aquella montaña misteriosa, El Moncayo, formaciones geológicas de gran belleza sorprenden a los visitantes.
La que nos ocupa hoy reúne un poco de todo esto; belleza, sorpresa y leyenda.

Imagen obtenida AQUÍ



El pozo de los Aines es una dolina formada por el hundimiento de estratos calizos (kásrticos) debido a la acción de corrientes subterráneas. El agua, fue erosionando estos estratos hasta que la parte superior venció, formando el gran agujero que observamos hoy en día.
La sima se encuentra a un kilómetro aproximadamente del pueblo de Grisel. Se puede ir andando desde el pueblo, por un camino acondicionado y con paneles explicativos, o bien en coche, pues cuenta con un aparcamiento muy cerca de la cavidad.
Sorprende al visitante encontrar semejante agujero en mitad de un olivar. El diámetro de su boca es de 23 metros y cuenta con unos 32 de desnivel.



En uno de los laterales, se ha habilitado un acceso, mediante el cual podemos acceder a un nivel intermedio. Existe cierto debate sobre la formación de la dolina. Mientras que unos expertos afirman que no es muy antigua geológicamente, y que dataría su formación de la baja Edad Media, otros aseguran que puede ser más antigua. Esto es debido a haberse encontrado en las proximidades restos de época musulmana y romana.



Cuando bajamos, por un camino bien iluminado en todo momento, llegamos a un pequeño mirador construido con suelo de rejilla para poder admirar la cavidad. En este momento es posible que te lleves un “pequeño susto”, que no voy a develarte, para no quitarle emoción a tu visita. Es el momento de admirar y guardar silencio.



Dentro de la cavidad se produce un cúmulo de humedad, que genera un microclima constante, de una temperatura de unos 10 grados centígrados. Esto ha dado como resultado, una vegetación propia de lugares selváticos. Plantas trepadoras, musgo, y enredaderas cubren casi la totalidad de la sima. El fondo está enteramente cubierto por una extraña variedad de helecho, llamada “lengua de ciervo”, y que no se ha localizado en otras cavidades.
Parece un lugar sacado de una película de aventuras, y personalmente me recordó muchísimo a los cenotes mexicanos de la península de Yucatan.



Como ya hablaba en la introducción, al estar situado en tan singular comarca, es inevitable que no haya una vieja leyenda asociada a él. Esta dice así:

Hacia 1535 los habitantes del pueblo de Grisel eran en su mayoría moriscos, musulmanes convertidos forzosamente al cristianismo, siendo muchos los que en secreto seguían practicando su antigua religión.  Así vivía un rico moro llamado Hamet-Ben-Larbi, que en un día festivo, y no guardando el precepto cristiano de “de oír misa los domingos y fiestas de guardar”,  (según algunas versiones el día festivo era el de Santiago, otros la Virgen de Agosto e incluso el día del Corpus Christi) aunque tradicionalmente la fecha más mencionada es la de la Virgen de Agosto.  Ese día festivo salió el moro a trabajar con su criado a una era con el fin de trillar, al poco de comenzar la faena se oyó un gran estruendo y el moro, el trillo y las caballerías desaparecieron en un gran agujero que allí se hizo, el Pozo de los Aines.  Los habitantes de Grisel asustados por aquel fenómeno lo atribuyeron a un castigo de Dios por trabajar en un día festivo.

La leyenda la he obtenido VÍA



El pozo de los Aines por sus características, vegetación, leyenda y situación, es una curiosidad única en nuestro país. Si estáis de paso por esta comarca, que posee muchos atractivos turísticos, merece la pena una visita, que solo os llevará una media hora y un pequeño desvió.

Ahora bien, si hacéis noche por la zona. El pozo de la Aines, se puede visitar de noche y de echo ha sido adaptado para ello. La bajada cuenta con buena iluminación, pero en el fondo se han instalado unos focos con transiciones suaves de colores que lo convierten en un lugar mágico y muy romántico. Si podéis no os lo perdías.

Más fotos de Grisel y de la sima AQUÍ.


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