lunes, 3 de agosto de 2020

ERMITA DE LA VIRGEN DE ARA

En las estribaciones de Sierra Morena, a 7 kilómetros del municipio de Fuente del Arco, en la provincia de Badajoz, se encuentra la Ermita de la Virgen del Ara. A pesar de su envergadura, para ser una ermita, y sus preciosos trazos mudéjares, bien podría pasar inadvertida, como otras muchas ermitas de las afueras de otros muchos pueblos españoles.

Pero en su interior aguarda una obra de arte majestuosa. Su bóveda, bellamente decorada con pinturas del génesis, le ha hecho ganarse el sobrenombre de; “la capilla sixtina de Extremadura”


Para llegar a hasta la ermita, debemos salir del pueblo de Fuente del Arco en dirección a la mina La Jayona. Desde esta carretera un camino de tierra, bien acondicionado, nos lleva hasta las inmediaciones del santuario, que cuenta con aparcamiento propio.

Lo primero que nos llama la atención, es la arquería mudéjar en su fachada sur compuesta por arcos peraltados. La construcción de la ermita comenzó a finales del Siglo XIV, siendo en un principio un templo mucho más simple. A lo largo de los años, sufre varias reformas, siendo la última y la que la da el aspecto actual, a principios del Siglo XVIII.


Si pasamos al interior, podemos ver varias construcciones anejas alrededor de un patio. La ermita fue construida por la orden de Santiago, a quien entonces pertenecían estos terrenos. En un principio estos edificios fueron una bodega, ya que en las plantaciones circundantes había vid. Más tarde se plantaron olivos y el lucrativo negocio del aceite dio, como resultado una prensa y un molino para tal fin. El rumor de una bella fuente nos acompaña.


La sorpresa se torna mayúscula cuando accedemos al templo. La nave y la totalidad de las paredes de la ermita, se encuentran bellamente decoradas con frescos.



Se pueden apreciar dos grandes conjuntos de pinturas. La parte baja de las paredes y el zócalo, son las más antiguas, y datan del Siglo XIV. En ellas se representan escenas de la pasión de Cristo, y su magnífica conservación se debe a que durante muchos años estuvieron encaladas. Los colores predominantes, rojo, amarillo y negro, puede deberse a que los pigmentos usados se extrajeran de la cercana mina de hierro de La Jayona.

Crucifixión de Cristo


El friso, la linterna y la bóveda, el espacio más espectacular sin duda, pertenecen al Siglo XVIII. En ella y mediante 26 cuadros, se han representado escenas del libro bíblico del génesis. Esta similitud con la famosa capilla romana, es lo que le ha hecho ganarse el apelativo de “la capilla sixtina extremeña”

Adán y Eva, expulsados del paraíso

Los cuadros están numerados y en este caso se puede observar que la conservación es peor que la de las anteriores, a pesar de ser más recientes en el tiempo. Los cuadros van acompañados de una pequeña descripción de los hechos que representa.

El arca de Noé


Se desconoce la autoría de la totalidad de las pinturas, aunque se estima por los trazos, que al menos seis artistas diferentes intervinieron en la obra. Es posible que pertenecieran a la escuela de Zurbarán, pintor que destaco por su obra religiosa, y que se estableció en la cercana ciudad de Llerena, donde tuvo una escuela de pintura.

La torre de Babel


En la zona del altar un precioso retablo barroco acompaña a tan fastuosa decoración. En este tramo del templo, las pinturas representan pasajes de la natividad de cristo. Si alzamos la vista, podemos observar que los techos también están decorados y surcados por unas preciosas nervaduras, que en este caso nos recuerdan al estilo gótico.



La imagen de la Virgen de Ara preside el retablo, pero llama la atención dos figuras situadas en la parte inferior. Estas figuras están ataviadas con ropajes árabes y son, precisamente, los protagonistas de la leyenda popular que justifica el hecho de que semejante ermita, se encuentre en un lugar tan apartado, en mitad del monte. Dice así.

«Habitaban en esta zona la Princesa Erminda y su padre, el rey moro Jayón, que era ciego.

Bien pudiera ser que estos personajes de la historia, fueran reyezuelos Taifas, es decir, los pequeños reyes que en el último periodo de la denominación musulmana habitaban en la península.

Bueno, pues un buen día la Princesa se encontraba jugando junto a una fuente y se le apareció la Virgen María, en forma de una joven doncella, sobre la copa de una encina. Esta aparición se hizo más frecuente, hasta que un día vio brillar sobre la cabeza de la jovencita una aureola destellante.

Erminda le preguntó:

– ¿Quién eres?
– 
La Virgen María, -le contestó la jovencita-.

– 
Pues entonces, si eres la Virgen. ¿Por qué no le devuelves la vista a mi padre?

– Lo haré, pero cuando os convirtáis al cristianismo.

Al convertirse Erminda y Jayón, éste recobró la vista, y entonces comenzó a levantarse una capilla en su honor en un lugar muy cercano, donde hoy figura una cruz de hierro; pero lo que construían durante el día, por la noche se derrumbaba. Así, el rey empezó a tener miedo y trató de huir del lugar, pero al intentar atravesar la Ribera del Ara, el agua se lo impidió.

Habló con la Virgen y Ésta le dijo que la ermita que estaba construyendo se le derrumbaba porque no la hacía en el lugar que Ella deseaba. Es decir, en la encina donde se aparecía. Así pues, se levantó la ermita en el lugar en el que hoy existe, y se dice que la encina se cortaba y volvía a retoñecer.

La construcción de la ermita la realizaron todos los moros convertidos y uno que abandonó renegando su fe cristiana, los demás lo castigaron y lo pusieron preso de corma (especie de cepo formado por dos tablas que lo ponían en los pies para que no pudiera moverse) y cadenas; después se vería libre de este castigo por mediación de la Virgen».

La leyenda la he obtenido de AQUÍ.



La visita termina accediendo a la sacristía, encalada en su totalidad, y donde una cata arqueológica, hace sospechar que es posible que esté también recubierta con pinturas. En ella podemos observar la tabla original que presidió el altar, antes del actual retablo. Data del Siglo XIV, y es de autor desconocido. En ella se representan los hechos descritos en la leyenda.


La “capilla sixtina extremeña” es sencillamente espectacular. No solo por su innegable belleza y su valor artístico, también por el lugar donde se encuentra. Apartado de cualquier núcleo urbano, en mitad del olivar, es prácticamente un milagro que haya llegado en un estado de conservación tan bueno hasta nuestros días.

La ermita abre durante todo el año, de martes a domingo de 10:00 a 15:00. Dentro de ese horario hay tres turnos de visitas guiadas, muy recomendable, por un módico precio de 2€.
Las visitas guiadas se realizan a las 11:00, a las 12:30 y a las 14:15.

Podeís ver más fotos de la ermita y los frescos AQUÍ.


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