Cerca del pequeño pueblo de Hontanar, en la comarca de los
Montes de Toledo, se encuentra el paraje y yacimiento arqueológico de
Malamoneda. De difícil acceso, y a través de caminos de tierra, se llega a este
despoblado cargado de leyendas y misterios.
Distribución del paraje de Malamoneda (Vía) |
El lugar donde nos encontramos fue reconquistado en el Siglo XII, de manos de los árabes, en tiempos de Alfonso VII de León; aunque existen pruebas de asentamientos en época romana y de la edad de bronce. En algún momento entre su anexión a los reinos cristianos y el año 1210, momento en que es entregado a un noble castellano por Alfonso VIII, se sabe que formo parte de una encomienda de caballeros templarios.
Toda esta zona tiene una fuerte presencia templaria. En la localidad vecina de Navahermosa, encontramos el castillo de Dos Hermanas, también bajo advenición del temple y todos a su vez pertenecían a la encomienda de San Martin de Montalbán.
Castillo de Dos Hermanas en Navahermosa |
Para llegar al yacimiento es importante que cojáis el camino del Taramal, que sale del cruce de la CM-4157 Y la TO-3956. En ningún caso hagáis caso a las indicaciones de Google Maps y toméis el camino que sale desde la finca “los pájaros”, ya que es un camino impracticable para cualquier vehículo que no sea un todoterreno. O dejo un enlace a maps.
El yacimiento se divide en tres partes significativas. La torre, el castillo y la necrópolis. Si habéis seguido las indicaciones lo primero que os encontrareis será la torre.
Torre de Malamoneda |
Se encuentra muy cerca de los restos del poblado, y posiblemente cumplió con las funciones de torre de vigía. A su alrededor los vecinos de Hontanar, todavía mantienen algún cercado
para las bestias.
Si seguimos el camino, en dirección al río Cedena, llegaremos a una zona de huertas, y cobrando protagonismo en el paisaje, se alzan los restos del castillo.
Castillo de Malamoneda |
En el interior no quedan vestigios de muros, que nos de una idea de su distribución interna. Dentro, la vegetación se ha apoderado de la fortaleza; incluso han crecido árboles. Esto le otorga una imagen impactante y misteriosa.
Quizás lo más relevante de todo el yacimiento sea la necrópolis. Dispersos por los alrededores del yacimiento, se pueden encontrar casi un centenar de sepulcros antropomórficos. Seguramente la mayor parte de ellos sean enterramientos de los habitantes, del poblado
tras la reconquista.
Consisten en huecos excavados en el suelo granítico, preparados para contener
el cuerpo de una única persona, y que originariamente estarían tapados con
grandes losas.
La aparición de varios epígrafes funerarios romanos en los alrededores, nos
indica que en este lugar ya se producían enterramientos en época romana.
Si repasamos lo narrado nos encontramos con; un lugar que desde tiempos de los romanos y continuando hasta etapas medievales, sirvió como lugar de enterramiento. Posteriormente los templarios (famosos por el esoterismo de los emplazamientos de sus fortificaciones), levantaron un destacamento aquí. Y más tarde el abandono de todo el pueblo por parte de sus moradores, sin haber registro alguno u motivo de este despoblamiento.
Si repasamos lo narrado nos encontramos con; un lugar que desde tiempos de los romanos y continuando hasta etapas medievales, sirvió como lugar de enterramiento. Posteriormente los templarios (famosos por el esoterismo de los emplazamientos de sus fortificaciones), levantaron un destacamento aquí. Y más tarde el abandono de todo el pueblo por parte de sus moradores, sin haber registro alguno u motivo de este despoblamiento.
Todo ello lo convierte en un lugar mágico y lleno de misterios, y como todos los lugares de esta índole, cuenta con su propia leyenda, que además, da una explicación fantástica a la necrópolis.
En los
campos de la Encomienda de Montalbán, después de la reconquista de la zona por
Alfonso VII, los caballeros de la Orden del Temple defendían estas tierras de
las invasiones musulmanas. En una de aquellas posiciones, una granja
fortificada cerca del río Cedena, los caballeros cristianos se vieron cercados
por los musulmanes en la torre defensiva. Los
moros no desistían de tomar la fortaleza y viendo que no podrían hacerlo
guerreando, secuestraron a dos caballeros para ofrecerles una recompensa en oro
si les abrían un portillo de la Torre.
El
primero contestó de manera airada y le cortaron la cabeza inmediatamente. El
segundo aceptó y recibió una moneda de oro en prenda. Al
llegar la noche, el templario traidor abrió la puerta a los moros, quienes
encontrando a los cristianos dormidos e indefensos, mataron a todos
decapitándolos. El
traidor, al reclamar el resto de su recompensa, fue también decapitado.
Los
cadáveres de los templarios muertos fueron arrojados a los roquedales para ser
devorados por las alimañas. Pero
cuando no mucho tiempo después los cristianos reconquistaron el lugar,
comprobaron que los cuerpos de los caballeros habían derretido la piedra,
hundiéndose en ella hasta que tomó forma de sepultura y preservó sus cadáveres
de las fieras.
Sólo un
cadáver había quedado sobre las piedras, el del traidor. De éste las alimañas
solo habían dejado el esqueleto, que en la mano apretaba todavía la moneda de
la traición. Esta mala moneda dio nombre al lugar y al arroyo al que fue
arrojada, Malamonedilla.
Los
enterramientos se taparon con losas y en el roquedal se grabó una inscripción,
relatando el milagroso suceso. Pero
por las noches, el ánima fantasmal del templario traidor busca su moneda para
pagar al diablo el rescate de su alma."
Para ver las fotos originales pincha AQUÍ
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