La Alcarria, en la provincia de Guadalajara, quizás sea una
de las comarcas más conocidas de toda España. Gran parte del mérito lo tiene el
legendario viaje que Camilo José Cela realizó en el año 1946, y que retrato con
todo lujo de detalles en su famoso libro “Viaje a la Alcarria”.
Pero La Alcarria, esconde algunos secretos.
Si por casualidad tu viaje te lleva por la carretera
CM-2011, entre las localidades de Brihuega y Masegoso de Tajuña, te aseguro que
será imposible que no detengas tu vehículo, cuando, tras atravesar una curva en
la carretera, te encuentres con esto.
Bueno, para ser más exactos, Cívica es una pedanía de la ciudad de Brihuega y
se encuentra situado en el alto, tras la impactante mole con la que te acabas
de topar.
Lo que tienes en frente, son un conjunto de galerías que la naturaleza excavó
en la misma roca, y que la mano del hombre termino de rematar.
La verdad es que no existen muchos datos sobre esta singular
“edificación”. Al parecer un sacerdote llamado Aurelio, del cercano pueblo de
Valderebollo, se dedico a excavar y a acondicionar las galerías durante unas
dos décadas, entre 1950 y 1970.
El mótivo que le llevo a acometer semejante trabajo todavía es un misterio a
día de hoy, lo que proporciona una leyenda aún más perturbadora al lugar.
Lo que esta claro es que el peculiar estilo arquitectónico no
deja indiferente a nadie. De echo parece sacado de una novela fantástica, lo
que me hace preguntarme de donde sacaría el sacerdote semejante inspiración
Hoy en día el lugar esta completamente abandonado, aunque quedan vestigios de
que en algún momento fue un bar de carretera. La propiedad es privada, pero
como comprobareís el recinto esta abierto y es de fácil acceso. Del interior os
diré que no teneís que temer, ya que lo ví bastante seguro.
Si nos acercamos a la entrada principal, llama poderosamente
la atención los arcos ojivales labrados, que dan forma a la puerta y a las ventana
y que recuerdan claramente a un estilo medieval.
Accedemos por la ventana y lo primero que vemos es una
especie de barra, quizás algo más moderna, y que nos confirma su posible uso
como bar.
A partir de aquí los pasadizos y escaleras se suceden y
aunque el camino es relativamente sencillo, da la sensación de estar andando
dentro de un laberinto.
En el piso superior accedemos a la balaustrada y un largo
pasillo que la recorre. Lo más curioso de esta parte es que a través de
pequeñas oquedades en las paredes se accede a habitaciones interiores de más
tamaño y que claramente habían sido usadas de forma más o menos reciente.
Es posible acceder desde el interior a la parte superior del
complejo, pero merece la pena, llegados
a este punto, retroceder un poco y subir por la escalera exterior hasta
la azotea.
En este momento vemos que la extraña edificación se mezcla prácticamente
con las casas del pueblo situadas inmediatamente por encima
Cívica, me pareció uno de los lugares más extraños que he
visitado, en parte quizás, por el total desconocimiento que existe sobre el
lugar. ¿Quién era Aureliano? ¿La obra se realizó únicamente por razones
artisiticas (¿arte marginal), o escondía otro propósito, que solo el viejo
sacerdote sabía?
Preguntas sin respuestas que lo hacen irresistible para todos aquellos que nos
gustan los lugares insolitos de nuestro país.
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